Gestión de tu negocio · 10 minutos de lectura

Plan de negocio: qué es y cuál es su estructura

Plan de negocio
Imagen: FreshSplash (Getty Images)

¿Estás pensando en poner en marcha una idea? Si la respuesta es un rotundo sí, antes de continuar dando más pasos deberás asegurarte de contar con un exhaustivo plan de negocio. A continuación, te ofrecemos las claves para que puedas desarrollar tu propio plan de negocio que te ayudará a alcanzar tus objetivos marcados.

Índice

  1. ¿Qué es un plan de negocio?
  2. ¿Por qué es importante contar con un plan de negocio?
  3. Estructura del plan de negocio

¿Qué es un plan de negocio?

Un plan de negocio es un documento en el que se recogen todos los aspectos fundamentales de nuestro proyecto. Desde una descripción del producto o servicio sobre el que se cimienta nuestra empresa hasta los objetivos perseguidos con el mismo, pasando por el plan de financiación y marketing

Además, también incluye un estudio de mercado que permite perfilar al cliente objetivo al que nos dirigimos, así como un análisis de la competencia para comprobar las debilidades y fortalezas frente a productos o servicios similares existentes en el espacio en el que queremos penetrar.

¿Por qué es importante contar con un plan de negocio?

Un plan de negocio define los objetivos a corto, medio y largo plazo con un cronograma que facilita la visualización de la planificación temporal de cada una de las fases diseñadas como parte de nuestra estrategia empresarial. 

A ello se suma el hecho de que realiza un análisis pormenorizado del producto o servicio, por lo que se conoce en profundidad el mismo y su comportamiento con respecto a la competencia. Este aspecto es realmente importante puesto que ayuda en la detección de debilidades y la implementación de acciones de mejora destinadas a ofrecer la respuesta más adecuada a las necesidades reclamadas por nuestros consumidores. 

Por último, la elaboración de un buen plan de negocio es fundamental a la hora de buscar las primeras líneas de financiación para nuestro producto o servicio, dado que da la posibilidad a los inversores de comprobar la viabilidad económica del proyecto en cuestión.

Qué conceptos debes conocer para poner en marcha tu negocio

Estructura del plan de negocio

Resumen ejecutivo

Representa el ADN del negocio y en él se plasman los aspectos principales que definen nuestro producto o servicio. Además, deberá incluir unas breves líneas sobre los objetivos que se persiguen, el estado del mercado y su potencial espacio en el mismo, el plan de financiación y  el de marketing.

En definitiva, el fin último de este resumen ejecutivo no es otro que ofrecer una visión global del negocio que se pretende poner en marcha, determinando el valor diferencial del producto o servicio en cuestión y su singularidad con respecto a la oferta existente en caso de que así fuera.

Definición del producto o servicio y objetivos

El primer paso será ofrecer una visión completa de las características del producto o servicio ofertado. ¿Cuál es su nombre? ¿Qué necesidad cubre? ¿Cuáles son sus características? Precisamente en este punto se perfilan perfectamente cada uno de los aspectos que definen ese producto o servicio, tanto su apariencia, como su funcionamiento, pasando por la filosofía que ha inspirado su diseño. 

También se deberá incluir un apartado dedicado a los objetivos que se persiguen con la implementación del producto o servicio ofertado en el mercado. Será muy útil realizar una clasificación de estos objetivos a corto, medio y largo plazo para identificar las prioridades en cada momento. 

Presentación del equipo

Este apartado se dedicará a realizar un análisis de los diferentes departamentos, pudiendo incluir en caso de conocerlos perfiles de los roles implicados más relevantes en cada uno de ellos. Para mayor operatividad, se recomienda la incorporación de un organigrama en el que se detallen los objetivos y responsabilidades de cada área, así como su papel en el desarrollo de la línea de negocio.

Estudio de mercado

¿Existe una demanda por parte de los consumidores a que se dé respuesta a una necesidad concreta? ¿Quién es nuestro público objetivo y potencial? ¿Cuál es el espacio real que tenemos en el mercado? ¿Cuál es su potencial escalabilidad? ¿Cuenta con proyección internacional?

Las preguntas anteriores buscan perfilar quién es nuestro cliente cero, aquel para quien diseñamos, creamos y ofertamos nuestro producto o servicio. En la medida en la que más detalles conozcamos sobre él -edad, género, posición social y económica, intereses, lugar de residencia o actividad profesional-, mayores serán las posibilidad de que nuestra línea de negocio se adapte a sus necesidades y, por lo tanto, se convierta en un consumidor final. 

Sin duda, este estudio es un punto clave a la hora de introducir un producto o servicio en el mercado, tanto si solo aspiramos a su incorporación nacional como si estamos abiertos a la internacionalización del mismo. Sobre este último aspecto hablamos ampliamente en el artículo Internacionalización: asesoramiento y paciencia son cuarto y mitad de la estrategia que incluía una entrevista con Rafael Ruiz Villar, Coordinador del Comité de Reflexión del Club de Exportadores e Inversores Españoles que nos recordó las ventajas e inconvenientes de la selección de países en la estrategia de salida al exterior. En este sentido resaltó que “si yo selecciono el país porque sé que mi producto pega más, porque mi servicio tiene más acogida, porque los datos estadísticos me dicen que les importa mucho mi producto en ese país, obviamente me permite atisbar inicialmente que voy a tener más éxito”. 

Análisis de la competencia

¿Las opciones ofertadas en el mercado cubren el 100% de las demandas planteadas por el target al que se dirige nuestra idea de negocio? ¿Cuáles son las ventajas que ofrece nuestro producto o servicio con respecto de la competencia? ¿Y sus inconvenientes o debilidades?

En concreto, este apartado no deja de ser una análisis DAFO -debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades- de nuestra línea de negocio con otras existentes ya en la industria para dar respuesta a una necesidad presente o futura. Un estudio real del nicho de mercado en el que pretendemos entrar, para conocer las posibilidades reales que tenemos en el mismo y a los actores con los que interactuaremos en el proceso. 

Como en el supuesto anterior, también el análisis de la competencia se vuelve un punto clave en la puesta en marcha del negocio a nivel nacional así como si también contempla su salida al extranjero. Un elemento que abordamos ampliamente en el artículo Las claves de la internacionalización y en el que volvimos a contar con Rafael Ruiz Villar que nos recordó que precisamente una de las ventajas de abrirse al exterior es que nos permite “conocer qué productos tenemos en otros mercados que puedan competir con los nuestros” facilitando que podamos introducir mejoras.

Plan de marketing

¿Cómo planeas dar a conocer tu producto en el mercado? ¿Por qué línea de marketing esperas decantarte? ¿Qué inversión necesitarás? ¿Estará basado en acciones puntuales o será mantenida en el tiempo? Son algunas de las preguntas a las que deberás dar respuesta para explicar cómo has planificado, en definitiva, captar clientes y lograr comercializar el producto o servicio en cuestión.

Plan económico y financiero

¿Cuentas con los recursos suficientes para la puesta en marcha de tu negocio? ¿Requieres de un capital inicial externo? Como ya abordamos en Las fuentes de financiación a las que puedes recurrir para poner en marcha tu negocio son múltiples las vías a las que puedes acudir en los primeros pasos para convertir tu idea en realidad.

Sin embargo, en todos los casos deberás demostrar la potencial solvencia de tu negocio, así como una proyección de gastos, ingresos y beneficios que permitan a los potenciales inversores conocer la viabilidad económica del proyecto.

¿Cómo hacer un plan financiero? Así puedes calcular los números de tu negocio

Cronograma

Ahora que ya han quedado definidas cada una de las patas del negocio que se quiere impulsar es el momento de esbozar las fases del proyecto y la duración de cada una de ellas. El objetivo que se persigue es crear una hoja de ruta que permita definir con exactitud el tiempo previsto entre la materialización de la idea, su implementación en el mercado y su potencial escalabilidad a nivel nacional o, si así se ha previsto, también internacional. 

En este sentido, el cronograma se convierte en una pieza fundamental a la hora de comprobar si los objetivos marcados a corto, medio y largo plazo se van cumpliendo en el tiempo y forma establecidos originalmente.

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