Gestión de tu negocio · 6 minutos de lectura

¿Qué es el lease back y cuándo te conviene utilizarlo?

Imagen: Iryna Inshyna (Shutterstock)

La forma en la que se financian las empresas ha ido cambiando a lo largo de los últimos años a una gran velocidad. Los tradicionales préstamos y líneas de crédito han ido dando paso a otras alternativas más novedosas y ajustadas a la realidad económica y empresarial. Una de estas fórmulas es el lease back, también conocida como retroleasing, que es cada vez más utilizado en pequeñas y medianas empresas.

A continuación, te explicamos en qué consiste el lease back, cuáles son sus ventajas y cuándo te conviene utilizarlo como empresa para obtener financiación para tu negocio.

¿En qué consiste el lease back?

El lease back es una fórmula de financiación mediante la cual una empresa transfiere parte de sus activos a una entidad de leasing que, a su vez, se los arrienda a la primera para que la utilice en su proceso productivo. En la práctica, es una operación que sirve para obtener liquidez sin renunciar al uso y disfrute de los activos de la empresa, especialmente sobre bienes inmuebles, aunque la normativa no impide que se realice sobre bienes muebles.

Es una operación de leasing a la inversa, en la que el arrendador es la propia entidad financiera, y la empresa arrendataria es la empresa que es propietaria de los activos que se van a vender. A efectos fiscales, en el momento en que se transmite el bien se liquida también el IVA de la operación. El arrendamiento se liquida conforme se devengan las cuotas, como cualquier otra operación de leasing.

¿Quién interviene en un contrato de lease back?

En el lease back intervienen dos partes: por un lado, la empresa que traspasa los activos y, por otro, la entidad financiera que arrienda los activos.

La sociedad que traspasa la titularidad de la propiedad

La empresa que vende los activos actúa primero como sociedad vendedora y posteriormente como sociedad arrendataria. 

En primer lugar, se transmite la titularidad de los activos de la empresa a una entidad financiera o entidad de leasing. Cuando esto ocurre, aunque a efectos financieros el activo sigue reflejándose en el balance e incluso se puede seguir amortizando, a efectos jurídicos la empresa ya no ostenta su titularidad.

Además, la empresa deberá pagar una cuota periódica o renta durante los años establecidos en el contrato hasta alcanzar el precio de la compraventa. Cuando se paga la última cuota, recupera la titularidad de su propiedad.

La entidad financiera que actúa como arrendadora

La entidad financiera que adquiere los activos actúa como entidad arrendadora, y es la propietaria jurídica de los activos y quien recibe el pago de las cuotas del contrato de leasing

Ventajas del lease back: por qué utilizarlo

Cuando necesitas liquidez

Imagen: Worradirek (Shutterstock)

El principal objetivo del lease back es hacer líquidos los activos en balance de una empresa que tienen menor liquidez, especialmente los elementos de inmovilizado como los edificios, los terrenos, los equipos informáticos o los vehículos. De esta manera, una empresa puede financiarse a corto plazo de una forma sencilla a través de la venta de los activos que son de su propiedad sin renunciar a su uso y disfrute ni disminuir el patrimonio empresarial.

Simplicidad contable

En los contratos del lease back no se produce ningún apunte contable propiamente dicho. El beneficio de la operación no se reconoce en el balance, produciéndose en todo caso una menor carga financiera por la financiación obtenida de la subsiguiente operación de arrendamiento financiero.

Beneficios fiscales

Al materializarse en un contrato de leasing, el lease back tiene sus mismas ventajas fiscales, que además no están presentes en caso de mantener los activos en balance. Por ejemplo, permite aplicar la amortización acelerada del activo en el Impuesto sobre Sociedades o en el IRPF, que es el doble en caso de grandes empresas y hasta el triple en pequeñas. Además, el IVA resultante del contrato es también deducible.

Cuándo conviene utilizar el lease back

A pesar de sus evidentes ventajas como fórmula de financiación del inmovilizado, no siempre conviene formalizar un contrato de lease back. Es una excelente opción para las empresas que tengan necesidades de liquidez permanentes, especialmente a corto plazo, como aquellas con un fondo de maniobra negativo y constante en el tiempo.

No obstante, en caso de necesidades temporales de liquidez, puede que sea más interesante financiarse mediante otras alternativas, como los préstamos. El motivo es que, mediante el lease back, la empresa renuncia a la titularidad jurídica del bien, y dependiendo del tipo de activo, se puede estar perdiendo una posibilidad de revalorización.

Además, el contrato de lease back implica seguir pagando una cuota mensual en concepto de leasing para el uso y disfrute del bien. Si, por ejemplo, las cuotas del contrato de leasing son superiores a las cuotas resultantes de otras alternativas de financiación, puede que no interese recurrir al lease back, porque puede que acabemos pagando más en total.

En definitiva, como hemos visto, el lease back es una fórmula muy interesante para aliviar situaciones de desequilibrio patrimonial sin renunciar a los activos que intervienen en la actividad profesional de la compañía. Y aunque por el momento es poco conocido por las empresas, su uso podría contribuir a obtener liquidez de forma sencilla.

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