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Las pymes apuestan por el leasing: ¿por qué es una alternativa interesante para financiar tu inmovilizado?

Imagen: Luis Álvarez (Getty Images)

El leasing es un modelo de financiación empresarial en claro auge, también para las pymes. Según la Asociación Española de Leasing y Renting (AELR), las empresas de nuestro país invirtieron mediante esta operación 2122 millones de euros para financiar activos mobiliarios e inmobiliarios en el primer cuatrimestre de 2021, un 10,4% más que en el mismo periodo del año anterior.

De hecho, en un contexto en el que las pymes tienen cada vez más necesidades de liquidez, el leasing se ha convertido en una alternativa muy a tener en cuenta como modelo para financiar el inmovilizado.

¿Qué es y cómo funciona el leasing para pymes?

El leasing es un contrato de arrendamiento financiero en virtud del cual una sociedad de leasing adquiere los bienes de inmovilizado que el arrendatario necesita para desarrollar su actividad, mientras que esta paga una renta para utilizar el bien en su proceso productivo

En general, estos contratos están diseñados para financiar cualquier equipo o bien mueble que tu empresa necesite, como maquinaria, equipos informáticos o mobiliario, entre otros, pero también instalaciones fotovoltaicas, equipos especializados, buques, aeronaves y toda clase de elementos de transporte.

Al finalizar el contrato de leasing, la empresa arrendataria puede optar por hacer tres cosas:

  • Comprar el bien por un valor inferior al coste de adquisición.
  • Devolver el bien al arrendador, sin ejercer la opción de compra.
  • Alargar el periodo de leasing en las mismas condiciones contractuales o en unas condiciones diferentes.

Precisamente, la posibilidad de adquirir el bien al finalizar el contrato es la principal diferencia entre el leasing y el renting. Pero, además, es un modelo que solo puede ser utilizado por pymes y autónomos. Es decir, un particular no puede suscribir un contrato de este modelo.

Tipos de leasing

Existen diferentes clases de contratos de leasing, según su utilización dentro de la compañía y de cómo se obtengan los bienes productivos:

  • Leasing financiero: es el contrato tradicional del leasing, aquel en el cual una sociedad arrendadora cede un bien a una empresa arrendataria bajo el pago de una cuota mensual.
  • Leasing operativo: es un contrato especial de leasing que suele aplicarse sobre bienes de alta tecnología y rápida obsolescencia. El fabricante o proveedor de estos bienes se compromete a sustituir los bienes en las fechas pactadas, por otros tecnológicamente actualizados.
  • Lease-back: la empresa propietaria de un bien se lo vende a una sociedad de leasing que, a su vez, se lo presta a esa misma empresa. Esta posibilidad le permite a la empresa obtener liquidez por sus activos fijos sin renunciar a su uso.
  • Leasing back of fabrication: este contrato cuenta con la particularidad de que permite asociar varias sociedades llamadas vulgarmente sociedades tontas o dummy corporation, que emiten obligaciones que pueden realizar cualquier tipo de operación de leasing.
  • Leasing mobiliario e inmobiliario, dependiendo si el contrato se realiza sobre un activo mobiliario, como equipos informáticos o vehículos, o bienes inmobiliarios, como un terreno, una fábrica o un edificio de oficinas.
  • Leasing de importación: es un tipo de leasing que se aplica sobre equipos que están disponibles fuera de tu país. Además, la entidad arrendadora también ayuda en los trámites para la importación de esos bienes.
Imagen: Morsa Images (Getty Images)

Ventajas del leasing: por qué utilizarlo

Mejora la tesorería de las empresas

Los elementos de inmovilizado de una empresa son activos que habitualmente tienen un elevado coste de adquisición y poca liquidez. Gracias al leasing, es posible utilizar estos bienes en el proceso productivo de una empresa sin renunciar a la liquidez, siendo una modalidad más eficiente desde el punto de vista de la tesorería.

Además, en el caso de algunas modalidades como el lease-back, las empresas pueden obtener liquidez por sus elementos de inmovilizado de los que son propietarios sin renunciar a su uso.

Protección contra la inflación

Los contratos de leasing ofrecen la posibilidad a las empresas de poder comprar el activo al finalizar el contrato por su coste inicial. Esta opción es especialmente interesante en contextos de elevada inflación, en la que el activo podría haber aumentado su precio en un horizonte de unos años. 

Así, la empresa podría estar adquiriendo un elemento de inmovilizado al precio que tenía unos años antes.

100% de la financiación del bien

El contrato de leasing permite obtener el 100% del coste de adquisición del bien que va a ser objeto de un contrato de leasing.

Esta es una ventaja importante con respecto a otros métodos de financiación, en los que hay que realizar un gran desembolso para financiar el inmovilizado.

Flexibilidad

Los contratos de leasing facilitan la rápida renovación y sustitución de los equipos, maquinaria y vehículos en caso de obsolescencia, sin el fuerte desembolso que supone su compra. 

Además, puesto que no están vinculados al nuevo equipo financiado mediante leasing, no hay obligación de adquirirlo al final del periodo de leasing, pudiendo sustituirlo por otro equipo diferente o devolverlo en caso de que ya no se utilice. 

Beneficios fiscales

El leasing aporta importantes beneficios fiscales a las organizaciones. Por ejemplo, permite aplicar la amortización acelerada del activo en el Impuesto Sobre Sociedades o en el IRPF, que es el doble en caso de grandes empresas e incluso el triple para las pequeñas.

Además, el IVA es también deducible, al tratarse de un gasto que afecta directamente al negocio.

La importancia del leasing para las pymes

A pesar de que el leasing es un modelo de financiación que puede utilizar cualquier empresa, es especialmente interesante para las pymes. Por un lado, porque es más eficiente desde el punto de vista fiscal, ya que se puede hacer uso de una amortización mucho más acelerada que para las grandes empresas, siendo más eficiente desde el punto de vista fiscal.

Pero, sobre todo, porque las necesidades de liquidez suelen ser mucho más acuciantes en el caso de las pymes, que no siempre pueden acometer grandes desembolsos para financiar el inmovilizado. Además, gracias a la posibilidad de poder disponer de nuevos equipos no afectados por la obsolescencia, la empresa es más eficiente y puede crecer mucho más rápido.

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