¿Por qué la subida del gas afecta a la luz?
La inflación está siendo el gran caballo de batalla de empresas y consumidores, que mes a mes comprueban, muy a su pesar, que este indicador continúa fuera de control. El encarecimiento de la energía –gas natural, electricidad y derivados del petróleo, como los carburantes– es la causa principal de la subida del coste de la vida, especialmente en Europa.
Concretamente, los precios de la luz no han dejado de alcanzar máximos nunca vistos en los últimos meses y un factor que ha influido -y sigue influyendo- de forma notoria en ello es el coste del gas. Pero ¿por qué?
Índice:
- ¿Qué relación existe entre el gas y la electricidad?
- ¿Cómo afecta exactamente el aumento del coste del gas a la factura de la luz?
- ¿Afecta a todo el mundo la subida de la luz?
- La ‘excepción ibérica’
- ¿Se prevé una bajada de la luz y el gas en 2023?
¿Qué relación existe entre el gas y la electricidad?
La necesidad de dar una respuesta rápida y eficaz al cambio climático ha convertido a las renovables -solar, eólica, geotérmica, hidroeléctrica o de biomasa- en formas de energía determinantes para el futuro del planeta. Sin embargo, este tipo de energías limpias, que no usan fuentes fósiles, no están lo suficientemente extendidas todavía como para cubrir toda la demanda.
Por este motivo, se continúa recurriendo a las centrales térmicas de ciclo combinado, que usan el gas natural para producir electricidad. ¿Cómo lo hacen? Pues transformando la energía térmica del gas natural en electricidad mediante el trabajo conjunto de una turbina de gas y otra de vapor. Es más, podemos decir que la insuficiencia de la generación nuclear e hidroeléctrica ha tenido que ser complementada con energía de centrales de gas y carbón, más caras.
Aunque el precio del gas ya venía subiendo por la reactivación de la economía a escala global tras la pandemia y la creciente demanda proveniente de Asia, su incremento se ha intensificado por la guerra de Ucrania, pues Europa sigue dependiendo del gas importado, especialmente del que provenía de Rusia cuando comenzó la invasión.
Así, si en las centrales térmicas de ciclo combinado está resultando más caro producir energía, este sobrecoste se está viendo reflejado en la factura de la luz.
¿Cómo afecta exactamente el aumento del coste del gas a la factura de la luz?
Saber de qué manera funciona el mercado eléctrico español y cómo se marcan los precios ayuda a entender mucho mejor esta relación entre el coste del gas y el de la luz.
En nuestro país, el precio de la electricidad se fija mediante el llamado pool eléctrico o mercado mayorista de la electricidad, donde las empresas productoras presentan sus ofertas y las comercializadoras compran los paquetes que necesitan para garantizar el suministro. En este pool se determina la cantidad de energía que se va a comercializar para la jornada siguiente así como su precio para cada tramo del día en función de la oferta y la demanda.
En primer lugar, se subastan las energías más baratas, como la nuclear y las renovables. Si estas no consiguen satisfacer toda la demanda, se acaban subastando las más caras, es decir, las producidas en los ciclos combinados de gas. Y aquí está la clave de cómo se fija el precio de la luz: las últimas energías en entrar en el pool son las que marcan el precio del kilovatio.
Actualmente, son las energías más caras las que están fijando el precio de la electricidad y, como el precio del gas es muy elevado por diversos factores, también lo es el precio mayorista.
¿Afecta a todo el mundo la subida de la luz?
El precio que se marca en el mercado mayorista de la electricidad es también el que pagan aquellos consumidores que tienen contratada la denominada tarifa PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), con precios regulados por el mercado eléctrico y supervisados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
En cambio, en el caso de los consumidores que cuentan con un contrato con una comercializadora del mercado libre, los precios de la luz son más estables, pues existen tarifas fijas con las que saben de antemano qué van a pagar, sin trasladarse directamente el precio del kWh fijado para cada día.
La ‘excepción ibérica’
Para reducir el impacto de este incremento de la electricidad en las facturas de particulares y empresas, el Gobierno ha puesto en marcha diferentes medidas, entre ellas el conocido como ‘tope al gas‘. Este mecanismo, de carácter temporal, entró en vigor el pasado 15 de junio y, hasta el 31 de mayo de 2023, limitará el precio del gas para la generación eléctrica.
El problema es que, como las centrales de ciclo combinado compran el gas en el mercado internacional, donde no existe techo de precios, hay que compensar a las gasistas, lo que es asumido por los consumidores en sus facturas de la luz. Desde el Gobierno, no obstante, señalan que los clientes siguen saliendo beneficiados pese al recargo, ya que el coste sería aún más elevado sin la aplicación de la llamada ‘excepción ibérica’, que rige tanto para nuestro país como para Portugal.
¿Se prevé una bajada de la luz y el gas en 2023?
Para frenar la escalada de precios, los gobiernos español y portugués consiguieron pactar con Bruselas esta medida excepcional. Ahora, la Unión Europea (UE) ha cerrado su propio mecanismo de corrección tras muchas dificultades para llegar a un acuerdo, aunque la ‘excepción ibérica’ no se verá afectada, al menos de forma directa. Y es que para este 2023 que acaba de empezar se prevé que la factura de la electricidad continúe siendo elevada dada la enorme incertidumbre ligada al mercado del gas.
La UE importa el 90% del gas que consume y Rusia aportó alrededor del 45% de esas importaciones en 2021. A día de hoy, Rusia ha recortado un 80% sus suministros a Europa y, si tomara más represalias e interrumpiera el 20% restante, las cosas empeorarían.
De momento, Europa trata de asegurar sus reservas de gas con la importación masiva de gas natural licuado (GNL) proveniente sobre todo de Estados Unidos, pero tal recurso parece una solución efectiva a medio plazo y el Viejo Continente compite con países como China e India por un hidrocarburo que acabará llegando allí donde más se pague por él.
En el contexto actual, la mejor solución a la crisis energética sería incrementar la producción y utilización de energías renovables, pero ese escenario en el que estas energías sostenibles cubran la totalidad de la demanda está aún muy lejos de ser una realidad.
