Día Internacional de la Pyme 2025

Cada 27 de junio se celebra el Día Internacional de la Pyme, una fecha reconocida por las Naciones Unidas para poner en valor el papel de las pequeñas y medianas empresas en el desarrollo económico y social. En un contexto marcado por la transformación digital, la sostenibilidad y la resiliencia económica, este día adquiere aún más relevancia en 2025.
Índice:
- ¿Por qué se celebra el Día Internacional de las Pymes?
- El papel clave de las pymes en la economía española
- Principales retos que enfrentan las pymes en 2025
- Oportunidades para crecer: estrategias para adaptarse y competir mejor
¿Por qué se celebra el Día Internacional de las Pymes?
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 27 de junio como Día Internacional de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) en 2017. El objetivo era reconocer el impacto de estas compañías en el empleo, el crecimiento y la innovación a nivel mundial.
A escala global, las pymes representan más del 90% del total de empresas y proporcionan entre el 60% y el 70% del empleo. Esta jornada pone en valor su contribución a la economía, al desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza, destacando su papel tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo.
El papel clave de las pymes en la economía española
Las pequeñas y medianas empresas constituyen la base del tejido empresarial español. Según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2024 había más de 2,9 millones de pymes activas en España, lo que representa el 99,8% del total de empresas. De ellas, cerca del 94% son microempresas con menos de 10 empleados, un dato que refleja la estructura profundamente atomizada de la economía nacional.
Las pymes generan en torno a dos tercios de los puestos de trabajo en España, lo que las convierte en las principales empleadoras del país. Además, su contribución al valor añadido bruto (VAB) nacional se sitúa en torno al 61%, lo que indica su relevancia también desde la perspectiva de la productividad y la aportación al PIB.
Las pymes operan en prácticamente todos los sectores económicos, aunque tienen mayor peso relativo en actividades como el comercio, la hostelería, la construcción y los servicios profesionales. No obstante, en los últimos años ha crecido su presencia en sectores innovadores como la tecnología, la consultoría o las energías renovables, lo que refleja una incipiente transformación del modelo de negocio tradicional.
Más allá de su impacto económico, las pymes también cumplen una función social clave: generan empleo local, impulsan el emprendimiento y fomentan la cohesión territorial. Su presencia en zonas rurales y ciudades intermedias resulta crucial para evitar la despoblación y garantizar el acceso a servicios y productos adaptados al contexto local. En definitiva, son agentes vertebradores de la economía y la sociedad.
Principales retos que enfrentan las pymes en 2025

En 2025, las pymes operan en un entorno especialmente complejo y cambiante. Fallos recientes en servicios digitales, la inflación sostenida, el endurecimiento de las condiciones financieras y nuevas exigencias normativas en materia de sostenibilidad y digitalización, configuran un escenario que exige una gran capacidad de adaptación.
Además, los cambios en los hábitos de consumo, la automatización de procesos y la competencia global obligan a estas empresas a repensar continuamente su estrategia. A continuación, se abordan los principales desafíos que condicionan su competitividad y supervivencia:
Incertidumbre económica y costes operativos
La volatilidad macroeconómica continúa siendo uno de los principales focos de preocupación. Aunque algunos indicadores muestran una leve estabilización, los costes operativos siguen por encima de los niveles pre-pandemia. La energía, los alquileres, los suministros y las materias primas presentan precios elevados y poco predecibles.
A esto se suma una demanda interna que avanza de forma desigual, especialmente en sectores como el comercio minorista o la hostelería, más sensibles al gasto discrecional de las familias. Las pymes, con márgenes más ajustados y menor capacidad de absorción, son especialmente vulnerables a estos vaivenes.
Digitalización y ciberseguridad
Aunque la digitalización es un vector de competitividad clave, muchas pymes aún no han podido abordarla con suficiente profundidad. La falta de conocimientos técnicos, la percepción de costes elevados o la resistencia al cambio cultural siguen actuando como barreras.
Además, la exposición a riesgos de ciberseguridad ha aumentado de forma notable. Los ciberataques han crecido en frecuencia e impacto, afectando no solo a grandes corporaciones, sino también a empresas más pequeñas que no cuentan con sistemas de protección robustos. Proteger los datos del cliente, cumplir con la normativa digital y gestionar la información de forma segura son hoy tareas imprescindibles.
Transición ecológica y sostenibilidad (ESG)
La sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una condición de mercado. Tanto las administraciones públicas como las grandes empresas —con las que muchas pymes colaboran como proveedoras— exigen indicadores ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés).
En este contexto, se requiere medir la huella de carbono, aplicar criterios de eficiencia energética o introducir prácticas de economía circular. Sin embargo, muchas pymes carecen de las herramientas, el conocimiento o los recursos para avanzar en esta transición. La falta de adaptación puede frenar su crecimiento o dejar fuera a estas empresas de procesos de financiación y contratación pública.
Acceso a financiación y ayudas públicas
Otro reto recurrente es la dificultad de acceso a la financiación, especialmente en fases de crecimiento o innovación. Aunque existen programas públicos y fondos europeos, las trabas burocráticas, la falta de acompañamiento especializado o el desconocimiento de las convocatorias abiertas dificultan su aprovechamiento.
Además, tras varios años de política monetaria restrictiva, el encarecimiento del crédito ha limitado la capacidad de endeudamiento de muchas pymes. Esto obliga a explorar nuevas fórmulas de financiación —como el capital riesgo, los préstamos participativos o el crowdfunding— que aún no están plenamente consolidadas en el ecosistema español.
Captación y retención del talento
Con un mercado laboral cada vez más exigente, atraer y fidelizar talento se ha vuelto una prioridad para las pymes. Las nuevas generaciones valoran aspectos como la conciliación, la cultura organizativa, la posibilidad de desarrollo o el propósito social de las empresas.
Las pymes, que en ocasiones no pueden igualar las condiciones salariales de las grandes compañías, deben apostar por modelos de gestión del talento más flexibles y personalizados, fomentando el aprendizaje continuo, el liderazgo horizontal y el compromiso de los equipos.
Oportunidades para crecer: estrategias para adaptarse y competir mejor
Aunque el contexto actual presenta numerosos desafíos, también abre la puerta a nuevas oportunidades para que las pymes evolucionen, se diferencien y consoliden su posición en el mercado. Las empresas que apuestan por la mejora continua, la colaboración y la innovación tienen más probabilidades de fortalecerse incluso en entornos adversos.
Estas son algunas de las líneas estratégicas clave que están permitiendo a muchas pymes adaptarse con éxito:
Profesionalización y formación interna
Una gestión profesionalizada, basada en datos y objetivos, mejora la toma de decisiones y la capacidad de adaptación. Cada vez más pymes están incorporando herramientas de análisis financiero, indicadores de productividad y planificación estratégica.
En este proceso, la formación interna cobra un papel fundamental. Desde programas de liderazgo hasta competencias digitales o idiomas, invertir en el desarrollo del equipo es clave para mantener la motivación, mejorar la eficiencia y anticiparse a los cambios del entorno. En el sector logístico, ya hay empresas que logran reducir tiempos de entrega y optimizar rutas tras haber formado a su personal en herramientas de planificación y control.
Alianzas y redes de colaboración
La colaboración entre empresas se ha convertido en una ventaja competitiva. Las pymes que participan en clústeres sectoriales, redes de cooperación o proyectos conjuntos pueden compartir recursos, reducir costes y acceder a mercados que, de forma individual, les serían inaccesibles.
Estas alianzas también favorecen el aprendizaje colectivo y la innovación abierta. En algunos sectores, como el de la artesanía, se han creado marcas conjuntas que permiten exportar productos bajo una identidad común, compartir gastos logísticos y coordinar acciones de marketing, y logran multiplicar su alcance sin renunciar a su identidad individual.
Mejora de la eficiencia energética y tecnológica
Implantar tecnologías eficientes no solo reduce costes: también refuerza el compromiso medioambiental, cada vez más valorado por consumidores, inversores y socios estratégicos.
Muchas empresas están digitalizando procesos administrativos, implantando sistemas ERP o apostando por la automatización de determinadas tareas. En paralelo, también están implementando medidas de eficiencia energética como la renovación del sistema de iluminación, la instalación de paneles solares o la monitorización del consumo eléctrico. Estas inversiones, en gran parte subvencionadas por programas públicos, están permitiendo reducir costes operativos y aumentar la competitividad en sectores como la fabricación industrial o el comercio.
Aprovechamiento de programas de apoyo y financiación europea
El acceso a ayudas públicas sigue siendo un pilar fundamental para que las pymes puedan invertir en innovación, internacionalización o sostenibilidad. Aunque los trámites pueden resultar complejos, contar con asesoramiento técnico o colaborar con otras entidades facilita enormemente el proceso.
Muchas pymes están encontrando en los fondos europeos una vía para transformar sus modelos de negocio. Firmas tecnológicas que desarrollan soluciones de eficiencia energética en edificios han conseguido escalar sus operaciones, contratar nuevo personal o incluso abrir delegaciones en otros países. Las líneas ICO, los préstamos participativos de ENISA o las ayudas del CDTI se han convertido en instrumentos fundamentales para dar el salto de escala que muchas pymes necesitan.